SALVAGUARDANDO EL PATRIMONIO CULTURAL INMATERIAL MEXICANO: LAS PEREGRINACIONES EN HONOR A LA VIRGEN DE GUADALUPE EN PUERTO VALLARTA, JALISCO.
Resumo
La Virgen de Guadalupe es uno de los símbolos de México. Su día se celebra el 12 de diciembre. A la medianoche, recién iniciado el día, en la Basílica de Guadalupe, en la capital mexicana, se escucha el cántico para el cumpleaños llamado “Las Mañanitas” emitido a todo el país a través de la televisión abierta; es un homenaje en el que participan los principales cantantes populares mexicanos; posteriormente, y durante todo el día, miles de peregrinos se acercan a venerar la imagen sagrada. Esta tradición pertenece al patrimonio cultural del pueblo mexicano. Puerto Vallarta, destino turístico internacional del Pacífico Mexicano, tiene su propia forma de celebrar: del 1 al 12 de diciembre, se realizan 200 peregrinaciones. Dos de ellas son particularmente llamativas: la constituida por las “Familias del Vallarta Viejo”, que se realiza el día 1 de diciembre, convocada por familias tradicionales y cuya historia se remonta a varias generaciones de nativos y la peregrinación de “Los Favorecidos”, que inicia el día 12 de diciembre a las 12 del mediodía, surgida por un milagro religioso local, en la que miles de personas peregrinan durante varias horas. La pregunta de investigación es ¿por qué destacar a las peregrinaciones de las “Familias del Vallarta Viejo” y “Los Favorecidos” como formas expresivas del patrimonio cultural inmaterial mexicano, de acuerdo con la propuesta de la UNESCO? ¿Cuáles son los motivos por los cuales destacar estas tradiciones religiosas en particular para que no pasen desapercibidas? La contestación a estos interrogantes se verificará a través de una investigación que articula formas expresivas relativas a la religiosidad como manifestaciones de la identidad cultural de una comunidad –entre los que se contarán testimonios orales de miembros de la comunidad vallartense- con el fenómeno turístico, el cual ha provocado, en innumerables casos, afectaciones estructurales en los pueblos receptores, como es el caso de Puerto Vallarta. Estas son tradiciones enraizadas en la comunidad de los nativos. En esta propuesta, se proponen como formas de resistencia cultural a la hibridación.